A todos nos sorprende ver la actualidad de River Plate, no solo por su descenso a la segunda división argentina (Primera B Nacional), sino sobre todo por su caminar bastante tortuoso en el campeonato actual en 2º, donde apenas ha ganado poco más del 50% de sus partidos, siendo en algunos casos zarandeado en lo deportivo, por rivales mucho más modestos que el club del barrio de Núñez. Se puede apuntar a los jugadores que no corren, a los entrenadores que han dirigido los destinos del primer equipo…, pero todo esté presente tiene su inicio en el año 2001, con la llegada a la presidencia del Sr. Aguilar, sus legislaturas han supuesto la traición total y absoluta a la esencia de River Plate así como la socialización del Teatro Colon del futbol argentino, a él fueron llegando muchos jugadores, muchísimos, en ocasiones de manera oscura, pero muchos de ellos con el denominador común de la falta de jerarquía necesaria para jugar en el club más grande de Argentina, con el agravante de que estos cerraban el paso a los jugadores del semillero del club, principal nutriente de jugadores de la primera plantilla en la historia de River, de su cantera habían salido hasta 2001 talentos como Ramón Díaz, Passarella, Hernán Crespo, Santiago Solari, Javier Saviola, Pablo Aimar …, durante un tiempo el club millonario fue subsistiendo bien, porque durante la primera legislatura del Sr. Aguilar se ganaron campeonatos (3), pero a la sombra de estos éxitos se estaban perpetrando acciones funestas para el club de la barriada de Núñez.
La partida de Delem del organigrama de cantera del club, para poner a gente como Pitarch o Rossi, gente bastante permeable a las instrucciones de los directivos, circunstancia que desoriento totalmente el trabajo de cantera, desde la formación hasta el scouting de talentos, pasando por la bajada de calidad de los distintos formadores, tan dañina fue esta decisión que desde aquel momento se puede decir que River Plate solo ha dado dos estrellas al futbol argentino Javier Mascherano y Gonzalo Higuain, jugadores esculpidos para el profesionalismo por Delem , rápidamente vendidos por culpa de las ineficaces gestiones de la comisión directiva, al tiempo llegaban jugadores de muy escaso nivel, de manera más que dudosa, encontrándose en este hecho una circunstancia común, la empatía de directiva y agentes de los respectivos jugadores. Al tiempo comenzaron una re educación del hincha (bastante patente en la segunda legislatura aguilarista), lo importante ya no era exigir jugar bien, lo importante era llenar los campos y cantar, bajo cualquier circunstancia, esta quizá es la circunstancia que más daño hizo al club, se bajo el nivel de exigencia competitiva al plante, lo que importaba eran los litros de sudor dejados en el campo y no el juego desarrollado, o si eras capaz de jugar bien el partido, lo que se festejan son declaraciones, ir al suelo en el campo y no un túnel, un buen pase que rompa una línea de presión …, todo en consonancia con el proceso de socialización del equipo. Se priorizo el campeonato económico sobre el deportivo, festejándose los balances (ficticios balances porque nadie en su sano juicio se cree lo que se presento) sobre los éxitos del club, vendiéndose absolutamente todo, diciendo incluso que era más rentable no llegar a las rondas finales de la Copa Libertadores que hacerlo…, pero desde cuando un club puede aspirar a ser bueno económicamente sin éxitos deportivos.
Estallaron nuevos problemas como las luchas internas entre las distintas facciones de la hinchada más radical del club, lo que hizo inseguro el Monumental, la casa de todos los hinchas de River así como el club, problemas que además salpicaron al anterior presidente. La gente, ¿qué hacia mientras? La gente cantaba y cantaba, le hacia el aguante al club, reeducada por la directiva y sus amigos de la prensa, dándole la espalda a todo, lo importante era cantar más que cualquiera, llenar el campo, decirle al otro y tu más, a sus espaldas mientras, la dirigencia estaba dejando su casa hecha un solar inservible, hay una cancha de bochas nueva diría algún directivo, otro diría hay una piscina muy moderna, muy bien pero lo que sustenta el club es el primer equipo, lo que da alegría a la mayoría de la gente de River es el primer equipo de futbol del club, no tener una cancha de bochas nueva, esto contenta a unos pocos, casualmente los que permiten el vaciamiento del club, los que dudo que sientan lo que es River, ni lo que significa a todos los niveles la institución.
“Se acabo la joda”, ese era el lema estrella del actual presidente y su junta directiva, muchachos, que joda hay que terminar, la que era ver jugar a River, con jugadores acordes a su categoría, con entrenadores valientes, con una gran exigencia competitiva, con un fútbol que era marca registrada en todo el mundo (digo era, porque hoy esa marca registrada llamada “paladar negro”, ha muerto), con un semillero que era la envidia de toda Argentina, o la de la socialización del teatro Colon, aquella por la cual cualquiera puede jugar en River, aquella por la cual la gente es hincha de la gente y no del club, donde es más importante llenar el campo que el bienestar deportivo del club, aquella donde lo importante son los campeonatos económicos y se festejan balances, dejando de lado los goles, le pregunto a la actual dirigencia, con que joda hay que acabar, aquella donde lo importante es la docilidad de sus tecnicos no su capacidad. Según las decisiones tomadas por ustedes entiendo que con la primera, pues sepan que con la que deberían terminar es con la segunda, sus decisiones solo conseguirán acercar a River a la extrema unción deportiva, y por ende al colapso total de la institución. Se puede hablar del presente, pero sin este turbulento pasado, seria imposible entender el presente de River, con jugadores impropios de su categoria, con un tecnico incapaz de dirigir con mano firme el club, y un presidente con infulas de Nerón, para satisfacer su ego y sus campeonatos economicos, despreciando la posibilidad de descender en su momento y a la categoria donde esta despues, en vez de tener los pies en la tierra, o sea pensando en como ascender y reconstruir todo el club.
La camiseta de River Plate no es para cualquiera
decía Norberto Alonso, y con toda la razón, aquí no ha triunfado cualquiera,
parece mentira que alguien del riñón del club como Passarella no se entere,
todo por continuar y aumentar la joda de socializar el Teatro Colon
futbolístico de Argentina.
Buen artículo, demostrando estar empapado de la situación por la que atravieza el club y que estas mucho mas "cuerdo" que "loco", jajaja.
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